Carta de Justo Ajuria antes de ser fusilado

 

JUSTO AJURIA Secretario de Sondika fusilado el 11/9/37

Justo Ajuria

4/9/37- Querida Cecilia: He recibido la cesta con las mudas y la comida y me entero de las de esa. Te escribo muy nervioso e inquieto, tanto que no logro escribir, y cuando estábamos algo tranquilos por la tardanza de la sentencia y las noticias que me comunicabais tan optimistas, anoche nos han llevado para siempre a 14 compañeros, entre ellos  buenos amigos, más el alcalde de Mundaca y otro que rezábamos todas las noches el Santo Rosario. Te digo con el corazón triste y pensando lo que nos podría servir cualquier día de esto; estamos en la celda muy intranquilos y haciendo cada cual pensamientos de uno mismo y me acuerdo de ti mi querida esposa y de mis pedazos de mis hijos  que me roban el aliento por momentos y me asfixian el corazón, pensando en que para toda la vida hayan tenido que perder a su padre; te encomiendo a ti y a nuestros cariñosos madre y hermanos para que los cuide y atienda.

Como última voluntad, si los designios de dios así son y se cumple la sentencia, encomiendo a Dios y al Santo Angel de la Guarda mi alma y de no poder trasladar mi cuerpo al cementerio de Ubidea, que es mi deseo y voluntad, quisiera que en la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista de Ubidea se celebren funerales en sufragio de mi alma.

Perdono a todos las ofensas y deseos que pudieran causar así como espero que me perdonéis los que me pudieran haber hecho.

Todo lo que me pudiera corresponder a mi es para ti así como en lo que en cualquier momento y por cualquier causa me correspondiera en mi favor.

Todo ello para que pudiera servirte para sustento y puedas mantener a nuestros queridos hijos.

A los hijos los educas en el Santo temor de Dios y les inculcas las buenas enseñanzas y costumbres; y que vayan por el camino del bien. Procurando que el tío Isidoro les oriente y a el le encomendaré la paternidad espiritual pues he comprobado sobre todo en estas ocasiones, que les profesa y nos profesa verdadero cariño fraternal. Procuraré escribirle una memoria si mi animo algo de deprimido me acompaña.

De los cobros y documentación puede por el momento hacerse cargo Isidoro hasta que Juan llegué  a edad de razón y entonces el dispondrá de ellos y antes si le hace falta algo de lo que tengo.

No me apura si me entristece la muerte.

Voy a terminar a las 10:30 de la noche estas lineas, que no se si seran las últimas que por la forma de llevar a los que fusilan en Derio, pues esta mañana tambien nos han sacado una de la celda, no dan tiempo ni para vestirse la ropa, pues los sacan como a patadas sin consideracion a momentos tan trascendentales y quiero tener todo listo para que este último aliento esta última impresion llegue fresca y sincera.

Por la impresion de esta tarde y esta noche ha última hora, no sera ningun milagro que me lleven alli, pues se rumorea eso; basta de sufrimiento para luego esto: no sabes lo que es abrirse a uno la celda al amanecer y llamar a personas y amigos para fusilar; es preferible morir: que se haga la voluntad de Dios pues de respetarme la vida que la quiero con delirio estoy dispuesto a toda clase de sufrimientos y dolores con tal de gozar con tu compañia y la de mis hijos: Dios dispondrá de los que sea:  estoy contento aunque Amelia no se esta preocupando de mi, pues asi, aunque me eleven no guardare rencor a nadie.

Adios alma de los dos: das mil besos a Victor, mil besos a Enrique , mil besos a Juan y Merche cuando vengan recibe el último abrazo de despedida con mil millones de besos más. En el cielo os espero a todos con toda felicidad y os hare un sitio preferente. Adios, agur, adios, agur, adios, agur, adios, adios, agur! Justo.

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Tal como se están produciendo las cosas, si Isidoro entiende que merece la pena  hacerse castigo, después de estos sufrimientos y suplicios a que nos están sometiendo, no se puede tener ilusión de vivir pues se presenta muy difícil y poca perspectiva.

Tan solo para ti mi idolatrada y nunca bastante querida esposa a quien te prometo quererte y amarte hasta morir y aparte los disgustos y contrariedades que te he hecho sufrir, te he procurado mis mayores e intimas complacencias y espero reunirme en la eternidad donde únicamente puede para nosotros existir la verdadera.

No pierdas serenidad tu, pues lo más importante es que tu te conserves para que los hijos tengan madre; no pierdas el sentido tan delicado que posees para utilizar en esos pobres hijos: y no te avergüences de que me hayan matado pues moriré bendiciendo a Dios y perdonando a los que me hayan podido ofender incluso a los causantes de esta desgracia, muero sereno, tranquilo y en la conciencia tranquila de su enviado: si alguna vez te pregunta y le preguntan a mis hijos porque le mataron su padre inculcales la conciencia de haber sido honrado y limpio.

Enséñales a rezar, a rezar mucho por mi y por todos y yo lo haré desde el cielo por vosotros.

No guardes rencor a madre y Dios nos premiaran a todos. Ya le he escrito a Isidoro de todo lo que tenias que hacer y acabo de estar con tu hermano Francisco que os ayudara y a quedado en recogeros en vuestra casa formando una familia.

Quizás Dios, en sus altos designios habrá querido así y hay que agradecer su santa voluntad.

Adiós mi querida esposa, cuida de los hijos bien que es la única pero mayor herencia que te he dejado en el trabajo honrado; y Dios mediante nos reuniremos en el cielo un día a gozar  de la gloria celestial. Adiós Cecilia Adiós, que tengas felicidad  y dicha y que nos veamos en la eternidad. Adiós, Agur, Tu Marido.

Justo 6-9-37

Carta: Fundación Sabino Arana Fundazioa.

Carta Original: Justo Ajuria

 

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